BLOQUEO ECOGUIADO DE LAS RAÍCES LUMBARES

BLOQUEO ECOGUIADO DE LAS RAÍCES LUMBARES

cap. 17.- BLOQUEO ECOGUIADO DE LAS RAÍCES LUMBARES

INTRODUCCIÓN

El 90% de los adultos experimentan dolor lumbar alguna vez en sus vidas, y un 35% de éstos, padecerán dolor radicular. Este hecho constituye uno de los problemas médicos y socioeconómicos más importantes en los paises industrializados.

Más del 50% de los pacientes con lumbociática ven disminuida su actividad cotidiana y su capacidad laboral. La mayoría de los episodios son autolimitados, aunque potencialmente recurrentes, con una evolución favorable. Sin embargo, en un 10% de los pacientes, la situación se cronifica, llegando a precisar cirugía el 2%-3% de ellos en algún momento de su evolución.

El mecanismo fisiopatológico que produce el dolor radicular no ha sido completamente establecido. Probablemente factores mecánicos, isquémicos e inflamatorios actúen de forma conjunta para producir la lesión. Existen multitud de procesos que pueden originar dolor radicular y el tratamiento ideal debe ser el más eficaz, menos invasivo, con menor morbilidad, el más confortable para el paciente y al de menor coste económico posible. La infiltración lumbar (transforaminal o perirradicular) ha mostrado ser efectiva en el diagnóstico y manejo del dolor a este nivel.

Hasta hace poco tiempo estos procedimientos han sido realizados mediante fluoroscopia o tomografía computerizada, obteniendo buenos resultados. No obstante, ambas técnicas exponen al personal a elevadas dosis de radiación ionizante, y el elevado coste económico constituye otra de sus grandes limitaciones. Como medida alternativa, los ultrasonidos permiten la realización de los bloqueos en tiempo real y de un modo más seguro, (al estar exento de radiaciones ionizantes) económico y accesible.

ANATOMÍA

Vértebras Lumbares (Fig. 1)

La columna lumbar está constituida por 5 vértebras. Cada una de ellas posee un cuerpo anterior y un arco neural posterior que forma el conducto o canal vertebral.
El cuerpo está constituido por una corteza de hueso rígido y una médula central de hueso esponjoso formada por trabéculas dispuestas según las líneas de fuerza. Las superficies superior e inferior son los platillos terminales, que poseen cartílago hialino en su parte media.

El arco posterior comprende los pedículos y las láminas, que se fusionan dando lugar a la apófisis espinosa. Lateralmente, surgen las apófisis transversas, punto de inserción de músculos y ligamentos, y las apófisis articulares superiores e inferiores, cuyas carillas poseen orientación medial y lateral, respectivamente. En la columna lumbar, el cuerpo vertebral y los pedículos son de mayor tamaño debido al gran peso que soportan; la sección transversal del canal vertebral es de forma triangular, progresivamente más amplia hasta el sacro.

La unión entre dos vértebras es a través del disco intervertebral y los procesos articulares. El disco consta de un núcleo pulposo, de consistencia gelatinosa y elástica por su elevada cantidad de agua y proteoglicanos que permite absorber las fuerzas de compresión, y un anillo fibroso compuesto por fibrocartílago, cuyas fibras de colágeno se disponen  concéntricamente dispersando la tensión. La articulación entre  el disco y los platillos vertebrales es una  sincondrosis;  sin embargo, la unión entre las carillas articulares  corresponde a las articulaciones diartrodiales, compuestas por cápsula, cartílago hialino y membrana sinovial.

Ligamentos (Fig. 2)

Los ligamentos intervertebrales contribuyen  a la estabilidad de la columna lumbar,  fundamentalmente en los movimientos de flexoextensión. El ligamento longitudinal anterior recubre los cuerpos vertebrales en su parte anterior, ensanchándose en dirección caudal, y el ligamento longitudinal posterior lo hace posteriormente delimitando la porción anterior del canal medular.

El ligamento amarillo se extiende entre las láminas intervertebrales y, debido  a sus propiedades elásticas, participa en el mantenimiento de la posición erecta. Constituye la cara posterior del canal medular. Los ligamentos restantes son los intertransversos, situados entre las apófisis transversas, los interespinosos y supraespinosos y los iliolumbares  y sacroilíacos, que unen las últimas vértebras lumbares y el sacro con la cresta iliaca.

Musculatura lumbar

A diferencia de la región cervical y dorsal, la columna lumbar está prácticamente recubierta  por fuertes grupos musculares que permiten su movilidad.

La fascia toracolumbar es la porción más superficial. Se trata de una hoja fibrosa que nace en las apófisis costiformes de las vértebras lumbares, la cresta iliaca y el sacro, de forma que envuelve la musculatura lumbar superficial y sirve de origen para los músculos dorsal ancho y transverso del abdomen, implicados en los movimientos de flexión lateral.

La musculatura posterovertebral se sitúa detrás de las apófisis transversas.

 

Extracto del Capitulo 17 del Libro Ecografía en el tratamiento del Dolor Crónico: “Bloqueo Ecoguiado de las Raíces Lumbares”

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